El Inter consiguió ayer su tercera Champions después de varias décadas persiguiéndola. Diego Milito se erigió como el héroe de la noche con dos goles de gran jugador que lo sitúan en el Olimpo de los cracks.
Sin embargo, y para no aborrecer con Mourinho (demasiado se ha hablado del portugués), me gustaría destacar a Samuel Eto’o. El camerunés consigue su segundo triplete consecutivo y reafirma la más grande de sus virtudes: el hambre de victoria. Sin ser uno de los protagonistas, como sí lo fue en las otras dos Champions que ya ganó, el camerunés se sacrificó para el equipo y fue fundamental en el esquema táctica diseñado por Mourinho. Con tres Champions en cinco temporadas, Eto’o se convierte en una leyenda viva del fútbol mundial.
Enhorabuena al Inter, enhorabuena a Italia y felicidades a Eto’o. Desde este blog le deseo muchísima suerte para lograr el sexteto que siempre mereció.
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