21 sept 2009

El tiempo lo dirá...


¡Y llegó el oro! La selección española de Baloncesto se impuso de manera contundente a Serbia por 85 a 63 con una actuación estelar de todos sus jugadores. Serbia sucumbió ante el aplastante ataque y la inagotable defensa del combinado nacional.

Estelar Pau Gasol que se erigió como el MVP del torneo siendo el máximo anotador, el máximo taponador y el jugador con mejor porcentaje en tiro. Fantásticos también todos los demás jugadores empezando por el capitán Navarro y terminando por el último en incorporarse: Llull. Todos aportaron su granito, algunos más grande, otros más pequeño, pero todos son partícipes de este oro.

Y es aquí donde quiero presentar (como es habitual) mi crítica. Primero de todo, quiero dejar claro que Pau Gasol es para mí el mejor jugador español con el que contamos. Creo firmemente que aún puede y debe mejorar. Tiene años para hacerlo y años para disfrutar del baloncesto. Esta temporada ha sido mágica para él y se ha llevado muchos premios a nivel grupal y a nivel individual. Pero aquí está el problema. Desde los medios de comunicación se lanzan mensajes alabando a Pau a la categoría de semidiós y anunciándolo como el mejor jugador de baloncesto de la historia de nuestro país. Algunos se atreven a incluirlo en la lista de los mejores jugadores de todos los tiempos. Realmente me acongoja pensar que en nuestra tierra se magnifica a los buenos y se margina a los malos. Ha sucedido con Florentino Pérez (el semidiós blanco). Aunque el mejor ejemplo es Luís Aragonés, enemigo público de la prensa española y Rey de España tras la conquista de la Eurocopa.

Señores, ya tendremos tiempo para decir si Pau es o no es el mejor jugador español de la historia. Ya se postulará el mundo del básquet también a favor de subir a Pau al Olimpo de los dioses junto a Jordan, Bird, Johnson, Worthy y compañía. Todo esto ya llegará. Hasta entonces, dejemos de mirar atrás y comparar a Pau con el pasado porque amigos míos, a Pau le queda mucho futuro y muchas alegrías que darnos. Y estoy seguro que el 2010 nos traerá nuevos anillos y nuevas medallas. Pero no nos centremos en lo conseguido y luchemos por lo que aún podemos lograr. Tenemos una generación de baloncesto irrepetible. No caigamos en el error nuevamente, no pensemos que ya está todo hecho, no nos conformemos con lo que tenemos. ¡Busquemos más, ganemos más! ¡Enseñemos al mundo de lo que somos capaces!

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