11 feb 2010

20 años del día en que se obró el milagro


En 1990 el mundo del boxeo sufrió la mayor sorpresa de su historia. Un desconocido tumbaba al invicto Mike Tyson después de 37 victorias, 32 de ellas por Knock Out. Detrás de todo esto existía una historia. Conozcámosla.

Mike Tyson nació el 30 de Junio de 1966 en Brooklyn, Nueva York. De pequeño sufrió numerosos abusos de niños más grandes. Poco a poco se sobrepuso a estas injusticias. Desafortunadamente, nadie le enseñó que la inteligencia era la solución. En cambio, la vida sí le mostró el camino de la violencia como escape de todos estos abusos. Con tan solo 13 años ya había sido detenido 38 veces, casi nada…


Después de vagar por diferentes reformatorios Bobby Steward le descubrió. A partir de ahí empezó su carrera, primero como Amateur con una marca 24-5 y después como profesional. Precisamente fue ésta la mejor etapa de su vida. Iron Mike ganó todos sus combates desde 1986 hasta 1990, siendo indiscutiblemente el mejor boxeador de los pesos pesados. Tyson logró unificar los diferentes títulos de este peso convirtiéndose así en un boxeador legendario con tan solo 21 años. Era el más precoz de toda la historia.

Lo que vino después nadie lo esperaba…
James “Buster” Douglas nació en Columbus, Ohio, en 1960. Tuvo una infancia difícil debido a un ambiente familiar poco adecuado y a las ocasionales humillaciones a las que fue sometido por sus compañeros de colegio. En una ocasión, James volvió a casa llorando después de ser amenazado por unos chicos. La madre le tiró al suelo y poniéndole una rodilla en el pecho le advirtió: “Más te vale que no te peguen, porque entonces seremos dos los que te golpeemos”. Aquel día cambió la vida de Douglas. Se enfrentó a sus problemas y se refugió en el boxeo para superarlos.

En sus primeros 34 combates ganó 30 y perdió tan solo 4. Se ganó merecidamente la oportunidad de luchar por el título mundial de los pesos pesados en 1990. Su rival iba a ser el temible Mike Tyson, una derrota que se antojaba segura. Desafortunadamente, su madre quien le había enseñado a enfrentarse a la vida, falleció dos semanas antes del combate. Todo estaba en contra, aunque aquel 11 de Febrero de 1990 iba a ser posiblemente el mejor día de la vida de “Buster” Douglas.

Tokio se preparaba para asistir a una nueva victoria de Mike Tyson ante un rival casi desconocido. El púgil neoyorquino había demostrado con creces ser el mejor y los expertos del boxeo situaban a Mike en lo más alto. Su progresión había sido meteórica y su edad, precoz. Todo parecía indicar que la historia iba a escribirse con letras doradas. Lo que nadie sabía era que en esas letras el nombre escrito no iba a ser Mike Tyson, sino James “Buster” Douglas.

El combate fue muy duro. Tyson no conseguía parar a ese hombretón algo pasado de quilos que luchaba contra sí mismo para dar un último recordatorio a su madre fallecida dos semanas atrás. Buster iba a ganar a los puntos pero en el décimo asalto el de Ohio decidió que esa victoria debía ser heroica. Lanzó un magnífico uppercut seguido de tres directos que tumbaron a Tyson. El neoyorquino no pudo levantarse de la lona y perdió el título mundial de los pesos pesados. Los comentaristas no daban crédito a lo que había sucedido…



Años más tarde, los dos caminaron perdidos vagando por la mala vida. La historia de Tyson ya la conocemos, pero la de Buster no.

James perdió el título ese mismo año ante Evander Holyfield por KO en tres asaltos. En ese momento había ganado 25 millones de dólares, aunque de haber revalidado el título hubiese tenido la oportunidad de volverse a enfrentar a Tyson por 100 millones. Después de la derrota, el púgil de Columbus decidió retirarse.

Después de su retirada su pasotismo le llevó al peor momento de su vida. Fue ingresado y permaneció tres días en coma debido a su mala vida, su mala alimentación y su nula preocupación por una enfermedad tan seria como la diabetes. La pérdida de su madre le seguía acechando en cada una de sus inquietudes. Por suerte, el boxeo volvió a ayudarle y seis años después volvió al cuadrilátero para intentar enfrentarse de nuevo a Tyson. Después de seis victorias consecutivas, fue derrotado por Lou Savarése. Ganó dos combates más y decidió retirándose finalmente con la sensación de haber recuperado parte de su vida y de su dignidad.

Ahora, escribe libros de cocina para diabéticos y ayuda con su fundación a todos aquellos que sufren esta enfermedad. En su Twitter sigue recibiendo muestras de afecto y felicitaciones por la hazaña que consiguió en 1990. Su espíritu sigue vivo en todos aquellos chicos que esperan que la suerte y la gloria les sonrían alguna vez. Él obró un milagro, pero además, dio esperanza a toda una generación de chavales humildes que esperan conseguir lo mismo que Buster hizo aquel 11 de Febrero. Seguramente no muchos le recuerden… pero si su madre siguiera viva seguro que estaría orgulloso de él…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Apenas tenía un año cuando ocurrio este acontencimiento pero me cuenta mi padre que fue un gran combate y que Tyson era un crack en esto del boxeo. Una lástima que se hechara a perder.

Saludos.

Timotín dijo...

Muy buen post.

Me acordaba perfectamente de la derrota de Tyson y del impacto mundial que causó; pero, como suele pasar en estos casos, el brillo de la estrella opaca incluso a quien la derrota. Y Douglas simplemente desapareció de escena y no tenía ni idea de qué había sido de él.

Saludos

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